La obra civil tiene ciertas particularidades bastante obvias. Por un lado
son obras que acaban sumando grandes cifras, por eso en época de crisis es de
las primeras cosas en las que se recorta, porque pronto con pocas partidas se
alcanzan números altos, y la segunda es que esas mismas cifras atraen mucho “su
despiste”.
La relación público privada es un excelente abono para el campo de
cultivo de la corrupción. No es una frase que se aplique únicamente a España,
sino que es extensible, salvo honrosas excepciones, a todo el planeta.
En esta relación público privada, los modos del desvío de capitales han
conseguido tener múltiples variantes,
pero en todas ellas hay dos partes involucradas que copan los papeles principales,
el corrupto y el corruptor. Aunque muchas veces se oculte de un modo más o
menos interesada, ambas figuras acaban enriqueciéndose con el hecho ilícito,
pero su trato por la sociedad es muy diferente.
Y aquí en España esa diferencia se acrecienta. Afortunadamente, aunque no
se dé en todos los casos, hemos aprendido a repudiar al corrupto…. Pero, ¿qué
hacemos con el corruptor? En el mejor de los casos, pasa desapercibido, en el
peor se le convierte en héroe.
Poniendo como ejemplo más reciente el de
OHL y sus “mordidas” a Ignacio González, ¿cómo podemos tolerar que esta
empresa o cualquiera de sus filiales pueda seguir contratando con el Estado?
Pues pasa. En la misma semana que se conocen los pagos realizados para
conseguir la obra fracasada del Metro a Navalcarnero, una rama del grupo OHL
consiguió contratos de explotación de minería de superficie en Castilla La
Mancha…
En países tan lejanos en lo geográfico pero tan próximos en corrupción el
ejemplo es diferente. Hace poco más de un mes el
dueño de Odebrecht, una de las mayores empresas constructoras de Brasil, junto
a 4 de sus ex directivos, fue condenado a 19 años de cárcel por corrupción.
Por corruptor. La
semana que viene en el Colegio de Ingenieros habrá un homenaje a Jesús Posada,
Ingeniero de Caminos ex Presidente del Congreso (del PP, acuciado por la
corrupción en muchos casos que tienen que ver con la obra pública), a qué no
sabéis quien es el presentador del evento… Florentino Pérez, pues eso… lo
mismo.
Diferencias de trato. Aquí sería muy fácil acabar con estas cosas, si las
empresa corruptoras o cualquiera de sus ramas quedasen excluidas de la contratación
con la administración… pero… no hay voluntad. Es mejor dejar algunas piezas por
el camino y que siga la partida.