Me hizo mucha gracia ver a nuestro nuevo Ministro
de Fomento, Iñigo de la Serna, pedir perdón en algunos medios por la
incomunicación de muchos conductores estos últimos días atrapados por la
nieve en carreteras del levante y del sur peninsular.
Supongo que será una moda, porque la clase política ha descubierto que
pedir perdón es gratis, te ahorra chorreos y hasta te hace parecer humano, pero
esta vez no, de verdad que no había que hacerlo, casi mejor educar un poco a la
población, ¿no?
Me explico, en lo que a infraestructuras lineales se refiere, es
posible que tengamos las redes de ferrocarril y de carreteras más completas de
Europa. Otra cosa es el tema del mantenimiento, que de eso hay mucho que
mejorar.
Aun así, cuando llega una ola de frío al sur de Europa no se puede
pedir perdón por
tener a gente en Valencia o en Ronda incomunicados por nieve. La ciudadanía
debe saber que no se puede hacer el diseño de nada, y en esto también incluyo
un plan de emergencia, para la envolvente de los casos, en lo que aquí
respecta, para nevadas que ocurren cada 50 años.
No hay que pedir perdón sino educar a la ciudadanía. Hay que no tener
miedo a imponer el sentido común, y a toda esa gente que se atascó en una ola
de frío más que anunciada y publicitada, casi había que sancionarles por no
evitar coger los coches más que pedirles disculpas. No vale eso de… si pasa
algo ya vendrán a por mí.
Si no, ¿qué es lo siguiente? ¿Adquirir un ejército de quitanieves y
ponerlo en las playas de levante? ¿Un parque de quitanieves latente? El otro día escuchaba
una noticia de la factura que debía pagar un montañero por su rescate en los
Picos de Europa, con los atascados la semana pasada, casi había que hacer
lo mismo.