El poder municipal y la ingeniería no se llevan bien. Esto es sabido. Conocidos son los desmanes urbanísticos, las glorietas a sentimiento al margen de cualquier estudio de tráfico, los fastuosos “calatravismos” y aunque a cuentagotas esas barrabasadas no se detienen ni en época de crisis.
Voy al caso de las cuevas bajo la plaza principal de Navalcarnero (26.000 habitantes), donde un día el Sr. Alcalde, me juego mi cuello latente a que tras visita a Aranda de Duero decidió que Navalcarnero, (referencia vinícola de la Comunidad de Madrid) debía tener un conjunto similar de laberintos y almacenes subterráneos…
Alguno debía haber, no lo niego, pero que con seguridad no pasaban de algunos sótanos en algunas casas de la Plaza Mayor. Ni corto ni perezoso se afano en la construcción de extensas galerías y en distintos niveles sin los permisos necesarios y en una zona declarada Bien de Interés Cultural (BIC).
En los suelos aluviales de la ribera del Tajo, con dobles niveles de galerías y con bóvedas de ladrillo, no hace falta ser Peck (pionero en el cálculo de movimientos verticales en túneles) para prever movimientos en superficie y daños en las estructuras y fachadas de los edificios de la plaza.
El resultado es que tras 25 millones de euros de gasto, las obras están paradas desde 2011, extremo que añade otro grado más de incertidumbre (no conviene tener obras subterráneas a medias, según dicta el sentido común y la capacidad de los suelos de alterar sus capacidades mecánicas).
Iluminados. Animaría al autor de la mítica y absuelta web www.calatravatelaclava.com a ciberperseguir a estos individuos que a fe que son legión en la “piel de toro”. Prometo la primera piedra en el “crowfunding”.
Y latiendo estas preguntas: ¿Por qué no se exige una responsabilidad civil a los impulsores de estos desmanes? ¿Incluye la alcaldía de cualquier pueblo de España el título de Ingeniero de Caminos, enroscado en el interior del bastón de mando? ¿Realmente Calatrava te la clava? (Qué ocurrencia más genial).
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