Voy a completar desde estas líneas la campaña electoral que lleváis sufriendo todos estos días, porque a excepción del debate demagógico sobre el AVE que trataba en el post anterior, de nuestro sector no se habla nada en campaña.
Me he preguntado varias veces el porqué y me vienen a la cabeza dos respuestas, la ignorancia y la falta de interés. La ignorancia porque es un sector muy técnico, que desde fuera parece que tiene poco margen de mejora. Que mientras estén ahí las cintas y las obras para ir inaugurándolas cuando toque, es una cosa útil. Y a raíz de eso viene la falta de interés. Una cosa que a pesar de los ingentes y escandalosos recortes de inversión sigue dando titulares positivos y alguna que otra alegría no fomenta el debate.
Pero hay muchas cosas que cambiar. Cosas que van en el sentido del resto de cambios que se están proponiendo. Quiero proponerlos de forma breve 4 que me parecen primordiales:
Transparencia. La contratación pública es opaca y corrupta por naturaleza. Las adjudicaciones de las licitaciones de los estamentos, del mayor al más pequeño carecen de una transparencia mínima que sólo la valoración puramente económica permite arreglar. Las trampas ya se las saben todos los intervinientes, y la ley de contrataciones en el campo de la construcción es un asunto primordial, si se quiere dar una igualdad de oportunidades a los actores intervinientes y evitar el amiguismo y la corrupción.
Injerencia política. Como consecuencia de lo anterior, los proyectos, las ejecuciones y la explotación no tienen independencia. Hay que hacer lo que la mano que te adjudicó te ordene, aunque eso no sea ni eficiente ni correcto desde el punto de vista ingenieril. Es primordial eliminar los plazos de ejecución directamente relacionados con los periodos electorales que sólo hacen encarecer las obras y generar una ansiedad en el que la buena ingeniería no se desenvuelve cómodamente.
Ingeniería participativa. La ingeniería civil es para el pueblo y como tal el pueblo debe decidirla. Hay que fomentar los referéndums para la toma de decisiones de urbanismo y de infraestructuras. Muchos países desarrollados lo hacen y es sin duda la forma más justa de desarrollar las ciudades y las regiones conforme a la decisión de los ciudadanos. Las propuestas se encajan con calzador en los programas electorales y son votadas con todo el paquete generando falsos respaldos ciudadanos. Las personas tienen derecho a decidir de forma directa de qué forma se urbaniza la ciudad, incluso qué solución prefiere de las propuestas técnicas realizadas. Es democrático y por ello más justo.
Regulación de las titulaciones. Esto ya sería un favor a los profesionales, más que al votante. Pero hay que controlar la salida de profesionales a un mercado sobrecargado y exhausto. Pero esto es aplicable a todas las profesiones, no hay que crear titulados en paro, sino titular al número que optimice sus posibilidades de un empleo digno y en España, si así se desea.
Así que con estas 4 propuestas os dejo seguro una cantidad considerable de preguntas latentes. ¿Son éstos los pilares de lo que pudiese ser un “entregar las infraestructuras al votante” ¿Cuál añadirías? ¿Te gusta el sistema actual? ¿Se puede mejorar el sector?