Seguro que lleváis escuchando atónitos, la “versión oficial” de los “terremotos” que se llevan produciendo en los últimos días en la zona norte de la costa de Castellón, que según dicen son causados por el almacén subterráneo de gas natural Castor.
Pero propongo analizar el hecho con propiedad y rigor ingenieril. En primer lugar esto no es un terremoto al uso, ya que las vibraciones son producto de la liberación de las presiones de los gases inyectados que son de tal magnitud que a pesar de producirse en la capa más externa de la superficie marina es capaz de ser transmitirse hasta la costa castellonense, a más de 20 kilómetros de distancia.
El almacén no es más que la bolsa de petróleo en una roca caliza porosa que se explotaba cerca de la costa castellonense que al vaciarse y dadas sus condiciones geológicas óptimas que fueron capaces de almacenar petróleo durante millones de años, sean capaces ahora de almacenar gas, como si fuesen los sótanos del Banco de España, para ser utilizados cuando la población lo necesite, o mejor dicho, cuando “mejor le convenga a la empresa explotadora”.
Los terremotos han llegado a un 4 en la escala de Richter, que llega hasta el 12 y cuyo paso de un grado a otro es exponencial, es decir que un terremoto de grado 4 es 10 veces mayor que uno de grado 3, no son tales, salvo por la producción de ondas sísmicas de movimiento en vertical y horizontal, pero no están producidas por el desplazamiento de las placas terrestres sino por pequeñas alteraciones en la corteza más superficial... pero ya se sabe, el sensacionalismo es imparable...
Respecto a las teorías que apuntan a que las inyecciones de gas hubieran podido provocar movimientos en la falla Amposta, la más grande de esa zona, eso es prácticamente imposible, tanto su longitud como su entidad no es capaz de generar desastre alguno. De hecho es una falla mucho menor que la del terremoto de Lorca, siendo esta también de poca entidad.
El caso es que según se lee en algunas noticias, empieza a achacarse a la falta de referencias sísmicas en el Estudio de Impacto Ambiental, que siendo sinceros no me extraña nada, ya que el cuidado extremo que en otras latitudes se pone al tema del movimiento sísmico aquí, brilla (o casi mejor dicho vibra) por su ausencia.
Y quiero dejar un puñado de preguntas latentes que me gustaría discutir, o en el mejor de los casos encontrar la respuesta: ¿Es interesada la difusión de estos movimientos precisamente ahora? ¿Estamos ante un proyecto de poca viabilidad que deberá ser rescatado también? ¿Alguien puede quitarle el trasfondo económico a estas explosiones?
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