martes, 24 de septiembre de 2013

INGENIERIA NO SOSTENIBLE

Y no voy a hablar ni una palabra de medio ambiente. Sé que la palabra sostenibilidad suele aparejarse al cuidado de lo medioambiental o a las malas como adjetivo de sostener, con lo que una ingeniería no sostenible, no sería muy positiva. De esto tampoco es de lo que se trata este post, las cosas tienden a no caerse, afortunadamente.

Quiero poner un par de ejemplos de lo que es una ingeniería fastuosa, que a la postre no puede ser mantenida, en este caso, económicamente por entidades públicas o privadas.

La primera es sobre un cuasi mito, que a golpe de talonario y, como negarlo, de alcaldes becerros, ha cosido un emporio. Hace unas semanas se sucedía durante el verano noticias sobre acciones judiciales de algunos ayuntamientos contra Santiago Calatrava. Entre ellas un concejal holandés que exigía a su ayuntamiento medidas contra el arquitecto, sólo porque tres puentes que diseñó, comenzaron a oxidarse, presuntamente, al año de su inauguración. El mantenimiento extra que esto supuso se había estimado en 20 millones de euros.

1309_latente01

El segundo ejemplo está más cercano, y a él hacíamos referencia en el post anterior. Las famosas autopistas radiales de peaje en la Comuniidad de Madrid, que además de ser un intento fallido por despejar de tráfico las radiales tradicionales, ha conseguido que las concesionarias acumulen pérdidas millonarias, que pronto serán asumidas por los contribuyentes.

¿Son estéticas las obras de Calatrava? ¿Son imponentes, casi inmejorables en cuanto a trazado y a equipamiento las Radiales de Madrid? Ambas respuestas son un sí rotundo. ¿Son sostenibles? Rotundamente no, no lo son.

No es sostenible una obra civil que hipoteca bien en cánones, bien en mantenimientos, bien en consumo de energía para su funcionamiento, el futuro de arcas públicas, y por ende de ciudadanos durante años, por mucho que se busque la excelencia en lo bello o en lo técnico.

La falta de sostenibilidad a la hora de programar, proyectar y ejecutar la estamos pagando años después, de un modo irremediable, porque la otra opción es el abandono de la estructura. Eso no está bien. Nada bien. O sí.

Como preguntas latentes ahí quedan las siguientes: ¿Por qué no los gestores y asesores pagan con penas de inhabilitación este tipo de imprevisiones? ¿Quién les quita las portadas, los minutos de fama conseguidos gracias a obras no sostenibles? ¿Es mejor el abandono de una estructura no sostenible cuando los costes que genera anualmente son tan altos?

No hay comentarios:

Publicar un comentario