martes, 21 de julio de 2015

CLAÚSULAS LEONINAS.

Al hilo de unas quejas que escuché por casualidad esta mañana provenientes de algunos compañeros de profesión y referidas a proyectos en el extranjero, me ha venido a la cabeza este término que un compañero mío, con poco talento para salir al mercado exterior, utilizaba como excusa para no firmar algún contrato en el exterior.

Sé que estoy siendo muy insistente con esto de la internacionalización de las empresas del gremio, pero no deja de ser lo predominante en el sector, y estas actitudes, desde la suprema posesión de la verdad y del conocimiento, deben ser corregidas (ironía mode on).

Si tuviese que aconsejar a alguna empresa, prácticamente de lo que sea, mucho más de ingeniería civil a salir al exterior, mi primer mandamiento sería buscar un abogado local.

Nuestra inestimable tendencia a saber todo y a ser capaces de revisar un pliego o un contrato en inglés, polaco o sánscrito, empuja hacia dos caminos, el primero al de la temeridad y el segundo, el más transitado, el de la inacción.

Y así hay innumerables casos de acusaciones de “cláusulas leoninas” contra cualquier administración foránea y de posteriores caras de asno cuando la competencia firma el contrato y se instala en un país, que desechamos porque, con nuestro culo en la península, hemos evaluado con nuestros colaboradores igualmente peninsulares el pliego y el contrato sin entender al 100% ni su contenido ni su contexto.

Así que aunque poco hay latente en esas mentes preclaras, ¿qué tal recurrir a profesionales cuando aterrizamos en un país desconocido? ¿Son fiables nuestras opiniones y las de nuestros colaboradores cuando conceptos en otra lengua o en otro país se barajan? ¿Cuántas cláusulas leoninas firmadas exitosamente por la competencia conocéis?

miércoles, 24 de junio de 2015

EL MUNDO ALLÁ FUERA.

Las empresas constructoras españolas parece que empiezan a plegar velas en lo que a sus expansiones internacionales se refiere.

Al inicio de la crisis, cuando el sector público empezó a no proveer fondos para alimentar el sector que necesitaba de ingentes cantidades de comida para su nutrición, la internacionalización parecía, sin duda la solución.

Empresas de todos los tamaños buscaban aplicar su experiencia en otros mercados, fuesen cuales fuesen.

Después de 6 años de estampida cada día tenemos más noticias de empresas que cierran sus sucursales en el exterior, centrándose sólo en contados mercados.

Salir fuera no es fácil. La cultura, el modo de operar que hizo grande a las empresas españolas en el mundo de la ingeniería civil tenía mucho de prevaricación, y fuera, o eso no se lleva, o no es fácil para los recién llegados.

Actualmente el mercado del medio este es donde las empresas españolas empiezan a sentirse cómodas, al contrario que en el inicio donde Sudamérica parecía de nuevo El Dorado.

Los plazos y el cumplimiento en los pagos que oriente medio da, es un valor seguro que ayuda a minimizar los riesgos. Latinoamérica es otro cantar. La corrupción está generalizada a todos los niveles y los plazos se alargan eternamente…

El sueño de la empresa constructora a nivel mundial se desmorona, afortunadamente. Es mucho mejor centrarse en un par de mercados, aquellos con menos incertidumbre, y sobre esos cimientos avanzar o sobrevivir que no es poco.

¿Hacia dónde avanzan los ingenieros de vuestro entorno? ¿Y las empresas que conocéis? Mejor mercados seguros, ¿no? Eso, ahí lo dejo latente.

 

lunes, 18 de mayo de 2015

RUTA DE CAMBIO EN EL SECTOR.

Voy a completar desde estas líneas la campaña electoral que lleváis sufriendo todos estos días, porque a excepción del debate demagógico sobre el AVE que trataba en el post anterior, de nuestro sector no se habla nada en campaña.

Me he preguntado varias veces el porqué y me vienen a la cabeza dos respuestas, la ignorancia y la falta de interés. La ignorancia porque es un sector muy técnico, que desde fuera parece que tiene poco margen de mejora. Que mientras estén ahí las cintas y las obras para ir inaugurándolas cuando toque, es una cosa útil. Y a raíz de eso viene la falta de interés. Una cosa que a pesar de los ingentes y escandalosos recortes de inversión sigue dando titulares positivos y alguna que otra alegría no fomenta el debate.

Pero hay muchas cosas que cambiar. Cosas que van en el sentido del resto de cambios que se están proponiendo. Quiero proponerlos de forma breve 4 que me parecen primordiales:

Transparencia. La contratación pública es opaca y corrupta por naturaleza. Las adjudicaciones de las licitaciones de los estamentos, del mayor al más pequeño carecen de una transparencia mínima que sólo la valoración puramente económica permite arreglar. Las trampas ya se las saben todos los intervinientes, y la ley de contrataciones en el campo de la construcción es un asunto primordial, si se quiere dar una igualdad de oportunidades a los actores intervinientes y evitar el amiguismo y la corrupción.

Injerencia política. Como consecuencia de lo anterior, los proyectos, las ejecuciones y la explotación no tienen independencia. Hay que hacer lo que la mano que te adjudicó te ordene, aunque eso no sea ni eficiente ni correcto desde el punto de vista ingenieril. Es primordial eliminar los plazos de ejecución directamente relacionados con los periodos electorales que sólo hacen encarecer las obras y generar una ansiedad en el que la buena ingeniería no se desenvuelve cómodamente.

Ingeniería participativa. La ingeniería civil es para el pueblo y como tal el pueblo debe decidirla. Hay que fomentar los referéndums para la toma de decisiones de urbanismo y de infraestructuras. Muchos países desarrollados lo hacen y es sin duda la forma más justa de desarrollar las ciudades y las regiones conforme a la decisión de los ciudadanos. Las propuestas se encajan con calzador en los programas electorales y son votadas con todo el paquete generando falsos respaldos ciudadanos. Las personas tienen derecho a decidir de forma directa de qué forma se urbaniza la ciudad, incluso qué solución prefiere de las propuestas técnicas realizadas. Es democrático y por ello más justo.

Regulación de las titulaciones. Esto ya sería un favor a los profesionales, más que al votante. Pero hay que controlar la salida de profesionales a un mercado sobrecargado y exhausto. Pero esto es aplicable a todas las profesiones, no hay que crear titulados en paro, sino titular al número que optimice sus posibilidades de un empleo digno y en España, si así se desea.

Así que con estas 4 propuestas os dejo seguro una cantidad considerable de preguntas latentes. ¿Son éstos los pilares de lo que pudiese ser un “entregar las infraestructuras al votante” ¿Cuál añadirías? ¿Te gusta el sistema actual? ¿Se puede mejorar el sector?

jueves, 14 de mayo de 2015

AVE CON CUERNOS.

Pues resulta que ahora está todo mal. Resulta que se exigen estudios de viabilidad económicos para la ejecución de tramos de AVE y autopistas… Vaya, qué curioso, a la par que inútil a toro pasado.

Supongo que los que hacen los programas electorales de los partidos nuevos y antiguos no se lo van a creer, pero yo lo he visto ya. He visto estudios económicos y poblacionales, más falsos que Judas, como anejos a proyectos de toda infraestructura, de hecho yo hice alguno. Tampoco se lo van a creer, pero las estaciones de Metro, o el punto idóneo de la parada de AVE salía donde decían los políticos o incluso a veces, donde la constructora adjudicataria tenía unos terrenos que estaba urbanizando.

Los partidos, y por ende los medios de comunicación se centran ahora en debates absurdos con la vaga pregunta de “¿Qué hacemos con el AVE?”. Vamos, una pregunta así concreta, sin capacidad de matización y a la que tertulianos y políticos entran como Miuras, sin miramiento.

Resulta que ahora dice el PP que hay que acabar las obras en marcha y no hacer más. El PSOE apuesta por seguir con la red en construcción, Ciudadanos dice que hay que paralizar todas las obras del AVE, (casualmente lo mismo que lleva defendiendo Bildu desde hace mucho tiempo atrás) y PODEMOS opta por hacer un AVE social que valga para que se aproveche el dispendio ya hecho, pero a todos los niveles, que realmente vertebre el estado y acerque personas.

El AVE es bueno. Os lo digo yo, creedme. Nos ha enseñado muchas cosas y nos ha colocado a la vanguardia de la ingeniería mundial, en este tipo de construcciones. Ahora, como siempre, en España se ha hecho rematadamente mal. Cada ministro de Fomento o cada presidente del Gobierno ha peleado por llevar el AVE a su casa, ejemplos varios: Cascos con el AVE a Asturias con los famosos túneles de Pajares, Magdalena Alvarez y su vertebración de Andalucía con AVE, hasta la playa nudista de Vera si es menester, o el tándem Jose Blanco – Rajoy con la poco eficiente idea de llevar el AVE a Galicia.

Intuyo que si se disminuyese el consumo de gintonics cuando se van a tomar esas decisiones, y se tuviese algo de sentido común, el Madrid-Valladolid-Burgos-Vitoria-Europa, estaría ya hecho y no se estaría perforando todo el macizo galaico-leonés a precio de oro para que la foto de Rajoy quede preciosa con los 1000 gaiteros.

Y dejo aquí un par de preguntas latentes… ¿Se podrá en España hacer un plan de Infraestructuras intocable, ahora con los nuevos partidos? ¿Con la escasez de dinero público habremos aprendido algo? ¿Y tú si fueses ministro de Fomento, a qué pueblo llevarías el AVE, al de tus padres o al de veranear en la playa?

sábado, 28 de marzo de 2015

EL SECTOR DE LOS PEDIGÜEÑOS

La autocrítica y los buenos análisis son bienes que escasean, para ejemplo, nuestro sector.

No debe escapársenos, como premisa para entender la explicación, que la ingeniería se nutre en su inmensa mayoría de dinero público, de los impuestos de los ciudadanos, y en este momento en el que los recortes llevan ahogando el sector a nivel nacional hasta el extremo, como a muchos del resto de los sectores, hay que buscar soluciones imaginativas.

Pero estamos, o al menos lo están haciendo los portavoces de nuestro sector, de un modo equivocado. Estamos, por su boca, pidiendo que la solución nos venga de fuera, que nos caiga como el maná en el desierto de la desinversión. Tenemos representantes a muchos niveles, de constructoras e ingenierías grandes, medianas y pequeñas que lo único que hacen es solicitar a la Administración más fondos, vengan de donde vengan, a la desesperada.

Y voy a dejar de lado el atraco del rescate de las concesiones de las autopistas, que ese contubernio urdido entre bancos y constructoras, presionando al Gobierno para esquilmar las arcas públicas es un escándalo, critico que SEOPAN salga y pida peajes en todas las autopistas para contratos de conservación, critico que también se pida una inversión extraordinaria de 66.000 millones para un Plan Especial de Infraestructuras, y así día tras día.

Qué desfachatez, hablar en estos términos, representando a empresas que han obtenido enormes beneficios durante décadas, hasta 6, 7 años atrás gracias a su grandes relaciones con todos los niveles de la administración y todos los colores posibles.

Pero, mis preguntas latentes son, ¿qué se hace desde dentro del sector? ¿Se está laminando la salida de titulados que no sobrecargue la demanda y produzca una legión de profesionales en paro? ¿Se ha arriesgado desde el sector privado para fomentar colaboraciones justas con la administración? ¿Se aumenta la calidad de los trabajos sin recurrir a la subasta a la baja de los salarios? ¿Se está evitando la huida de profesionales capacitados y con experiencia a empresas extrajeras? ¿Se ha devuelto el dinero esquilmado en modificados y complementarios? La respuesta a todo esto es no.

Y parece ser que es como queremos que nos vea la sociedad. No a los profesionales sino a las empresas y a nuestras asociaciones. Esa panda de pedigüeños que sin autocrítica ninguna quieren más fondos, bien sea por no hacer bien los cálculos, bien sea para sacarlos de su agujero y da igual de donde salgan de impuestos corrientes, partidas extraordinarias o del bolsillo diario de los conductores. Así es como nos gusta que nos vea la sociedad.

martes, 20 de enero de 2015

NUESTRAS CENAS DE NAVIDAD HAN CAMBIADO.

Vamos a retomar este blog, y su carencia semanal. Puede ser que sea parte de los propósitos de 2015 que llegan con un poco de retraso, pero desde Ingeniería Latente procuraremos que así sea.

Y no hay mejor manera que empezar un poco sensiblón con una reflexión de cómo está la ingeniería civil… y cómo se ha podido ver en nuestras pasadas vacaciones…

Hubo un tiempo, no muy lejano, donde la preocupación era fijar un día y que las vacaciones de tus compañeros de Escuela coincidiesen… Incluso alguno se permitía el lujo de faltar sin motivos…

Ahora y mirad vuestro Whatsapp en el grupo “Cena de Navidad Caminos”. Sería extraño si no apareciese un +55 o un +01 o cualquier prefijó internacional sobre un mensaje diciendo qué día aterrizaba y las ganas que tenía de que lo primero que hiciese es ir a esa cena.

La ingeniería se ha convertido en un montón de gente desperdigada por todo el mundo que escucha que la situación en España mejora, que se recupera, y que creo que nunca volverá porque esos sueldos que dice Montoro que no han bajado, nunca llegarán a lo que cobran fuera o simplemente a lo que cobraban hace 8 años…

Pero ojo, que hasta las gallinas de los huevos de hojalata también mueren. Se percibe que hasta el mercado exterior, refugio de tanto talento, empieza a saturarse, a agotarse. Europa del Este y Sudamérica empiezan a tener síntomas de agotamiento en el campo de la obra civil. Como siempre y como ya pasó hace una década hasta fuera del país no sabemos controlar el crecimiento. Resultado, más trabas administrativas de políticas proteccionistas y la capacidad de aprendizaje de los mercados locales, que empieza a hacer disminuir el número de oportunidades.

Pero este no es un post de rendición, no lo es. Esto ya no digo que haya que cambiarlo, sino al menos hay que procurar llevarlo del mejor de los modos. Estamos diseminando talento por todo el mundo, y seguro que lo estamos haciendo bien.

Ánimo a los que están lejos, ánimo a los que están buscando su oportunidad aun y ánimo a los que trabajan aun en territorio patrio. Estamos preparados y oportunidades no van a faltar.